Si bien los automóviles eléctricos pueden resultar más respetuosos con el medio ambiente que sus homólogos térmicos e híbridos, de ninguna manera están libres de todas las fallas. Paul Buchwitz, gerente de fondos sostenibles de DWS, advierte en particular sobre el consumo de agua necesario para su fabricación. En Taiwán, el centro neurálgico de la producción de chips, la situación ya es particularmente tensa.
Desde su llegada al mercado público general, los coches eléctricos se han posicionado como una de las mejores alternativas ecológicas del momento, consumiendo mucha menos energía que sus homólogos térmicos. Y hasta cierto punto, es cierto. Si comparamos el rendimiento energético de los dos modelos por kilómetro, no hay ninguna imagen. Una multitud de otros factores también argumentan a favor de la causa eléctrica.
Aún así, no ser el tonto de la clase no significa ser un estudiante modelo. Según la Agencia de Gestión del Medio Ambiente y la Energía (ADEME), la fabricación de autos eléctricos es un proceso más contaminante que el de los coches térmicos, a una tasa de emisión de un 50% más de CO2 a la atmósfera durante la producción. Entre los culpables, como era de esperar, encontramos la batería, sobre todo por la extracción de metales raros, un auténtico desastre para el medio ambiente.
El agua, recurso esencial para la fabricación de autos eléctricos
La industria de los vehículo eléctricos también tiene un gran impacto en otro sector poco conocido: el agua. Paul Buchwitz, gerente de fondos sostenibles de DWS, dijo que se necesitan alrededor de 100 litros de agua para hacer el chip para estos autos y otros medios de transporte. “Se consume una cantidad increíble de agua durante la producción, ya que las almohadillas se limpian en cada paso del proceso”, explica.
De nuevo, las baterías también tienen la culpa, y esto, en todas las demás disposiciones. Esta vez se necesitan entre 41.000 y 1,9 millones de litros de agua para extraer una tonelada de litio. Por último, no olvidemos las grandes cantidades de semiconductores que componen los vehículos, que también consumen mucha agua. Según un informe del Congreso de EE. UU., Los coches eléctricos utilizan un 56% más de agua durante su vida útil que los coches de gasolina.
Los resultados no son más alentadores para los coches de hidrógeno, que contaminan mucho más que sus vecinos en muchos aspectos. “Un litro de combustible de hidrógeno sintético requiere alrededor de 1,4 litros de agua. «, Según Paul Buchwitz. “Si este combustible también se produce a partir de hidrógeno ‘verde’ producido a partir de energías renovables, la cantidad de agua necesaria puede llegar a los 70 litros por litro de combustible, porque también se necesitan grandes cantidades de agua para el combustible. Suministro y mantenimiento de fuentes de energía renovables , como las instalaciones solares ”.
Las consecuencias de la escasez de agua, ya visible, en Taiwán
En teoría, todavía estamos lejos del escenario de desastre en el que la persona promedio se queda sin agua potable en beneficio de los grandes nombres de la movilidad eléctrica. Sin embargo, todo lo que se necesita es un revés climático para que la situación se deteriore repentinamente. En Taiwán, en los últimos meses, la tasa de lluvia ha sido mucho más baja de lo normal. El país no tiene más remedio que recibir su agua para continuar con su agricultura local.
Solo Taiwán representa el 70% de la producción mundial de chips para coches eléctricos. Taiwán Semiconductor Manufacturing Empresa (TSMC), una empresa de 156.000 toneladas de agua por día para mantener una posición de líder mundial. Es decir, dada la sequía actual, la producción está llegando al límite de su capacidad habitual y está al borde del colapso.
Según Maximilian Fichter, director del Instituto Helmholtz, «la fabricación de una batería Tesla de 64 kWh requiere 3.840 litros de agua, es decir el consumo necesario para la producción de 30 tazas de café o medio par de jeans «. Por tanto, es una situación que hay que poner en perspectiva. Es poco probable que los coches eléctricos sean los únicos responsables de la escasez mundial de agua. Pero a medida que la industria se desarrolla a gran velocidad, situaciones como las de Taiwán podrían, en el futuro, multiplicarse.
